Delantero bilbaíno forjado en la cantera del Athletic Club, Jon García pasó por el Arenas de Getxo antes de debutar en categoría profesional (Segunda División B) con el Sestao bajo las órdenes de José Manuel Esnal «Mané» en la temporada 1983-1984, a los 22 años de edad, en una sensacional temporada en la que anotó 18 goles en 36 partidos, todos ellos jugados como titular. Su explosión goleadora le permitió fichar por el Valencia, en una época en la que las penurias económicas obligaban a exprimir el ingenio en busca de jóvenes talentos. La cosa no salió mal, puesto que llegó junto a Arroyo y Quique, procedentes del Pegaso, con quienes establecería una gran relación profesional y personal.

Jon era un interior clásico, alto y con buena manejo del balón. Tenía buen criterio para jugar la pelota, pero en Mestalla no demostró la gran capacidad goleadora que ofreció en el equipo de origen. A pesar de ello, todos los entrenadores que tuvo le dieron confianza, y aunque no llegó a la titularidad indiscutible, sí jugó con cierta regularidad. En su primera campaña, marcó un gol en 21 partidos. El curto siguiente marchó cedido al Málaga, donde anotó 5 goles en 29 partidos, por lo que el Valencia le rescató para atravesar el calvario del descenso. Aportó trabajo y 2 goles en 30 partidos, 16 de ellos como titular, formando junto a Alcañiz la pareja de delanteros más utilizada por Di Stéfano para devolver al equipo a la Primera División. Ya en la máxima categoría, su aportación al equipo fue disminuyendo, jugando 16 partidos en la 87-88 y sólo 4 en la 88-89, marcando 3 goles en ambas.

Volvió al Sestao en 1989, cuando la recuperación deportiva y económica del Valencia permitió al club fichajes de mayor postín, marchando sin el agradecimiento de aficionados y club por los importantes servicios prestados en una época de muchas carencias. Ya en su tierra, marcó 2 goles en 22 partidos en Segunda División, lo cual le permitió fichar por el Albacete, disfrutando de las lindezas del famoso «Queso Mecánico» de Benito Floro, con el que consiguió el ascenso a Primera División. Regreso a su tierra para finalizar su carrera deportiva en el Bermeo. Una vez retirado pasó a ejercer como coach técnico en diversos equipos de Vizcaya para fichar posteriormente por el Athletic Club, donde ocupó diversos puestos de responsabilidad comercial.