Granadino de adopción, aunque nacido en la localidad jienense de Pozo Alcón, Francisco Guerrero Cárdenas, conocido futbolísticamente como «Guerrerillo» inició su andadura futbolística en las categorías inferiores del Granada CF. A los 18 años dio el salto desde el Recreativo de Granada, filial del club nazarí, tras haberse convertido en una de las grandes perlas de la cantera. Se trataba de un extremo derecho de gran velocidad y con llegada a gol. Debutó en Segunda División bajo las órdenes de Manuel Ibáñez González el 13 de septiembre de 1952, en la primera jornada de Liga frente al Plus Ultra, completando en su primer curso con el primer equipo un total de 24 encuentros en los que anotó 7 goles.

El delantero permaneció otras cuatro temporadas en el club andaluz, convirtiéndose en uno de los grandes ídolos de la afición y en uno de los grandes artífices del ascenso a Primera División en 1957. Para entonces, el jugador había acumulado un total de 111 partidos de Liga y había marcado la nada desdeñable cifra de 34 goles, lo cual le convertía en el decimotercer máximo goleador de la historia del Granada. Fue entonces cuando decidió tomar un cambio de rumbo en su carrera deportiva para fichar por el Valencia. Una decisión difícilmente comprendida por los aficionados granadinos y algo desconcertante para la grada de Mestalla.

El de Guerrero fue un movimiento desconcertante de la secretaría técnica del club blanquinegro. A punto de empezar el curso del 58, se publicó la noticia de su fichaje sin apenas repercusión mediática. En Mestalla se presentó un extremo maduro, con larga experiencia, que combinaba una técnica excelente con una magnífica capacidad de regate. Fue titular en las dos primeras jornadas de Liga, sorprendiendo gratamente a la siempre exigente grada valencianista por su entrega y pundonor, pero no consiguió convencer a Luis Miró, que le acabó relegando a una eterna suplencia. Al concluir la campaña, se marchó tras haber disputado únicamente tres partidos de Liga y tres amistosos. Un escaso bagaje para un jugador del que sin duda se podía haber sacado mucho más provecho.

Fichó por el Elche, club en el que se asentó durante cuatro temporadas, logrando el ascenso a Primera División en la primera de ellas. Su participación en el club alicantino fue de más a menos, completando un total de 36 partidos con la elástica franjiverde, en los que anotó 7 goles.