La vida de Goran Vlaovic es un verdadero ejemplo de sacrificio y superación personal. Nacido en la localidad croata de Nova Gradjska, Goran Vlaovic sufrió una dura infancia marcada por el prematuro fallecimiento de su madre cuando tan sólo tenía 12 años. Vlaovic, que había ingresado siendo muy joven en un seminario para convertirse en sacerdote, decidió finalmente probar suerte en el mundo del fútbol, uniéndose a las categorías inferiores del NK Osijek, donde comenzó a formarse como delantero. En el verano de 1990 ascendió al primer equipo y debutó en Primera con tan sólo 17 años, marcando 11 goles en 24 partidos durante esa campaña. En el verano de 1991, en pleno estallido de la Guerra de los Balcanes, Vlaovic ficha por el Dinamo de Zagreb, pero antes de debutar se ve obligado a detener su carrera durante un año para realizar el servicio militar.

Finalmente debuta con el club de la capital croata en 1992, manteniéndose en el equipo titular durante dos temporadas en las que el ariete vivió los terribles acontecimientos de la interminable guerra y la muerte de su padre, víctima de una bomba serbia. A nivel deportivo marcó 61 goles en 81 partidos, logrando una Liga y una Copa. En julio de 1994, tras realizar una prueba con el Ajax de Ámsterdam, Vlaovic firma un contrato por dos temporadas con el Padova, recién ascendido a la Serie A. Le costó adaptarse al fútbol transalpino durante su primera campaña, pero finalmente acabó por convertirse en uno de los ídolos de los aficionados ya que a pesar de marcar cólo 5 goles en 27 partidos, la mayoría llegaron en el tramo final de la temporada y ayudaron al equipo a evitar el descenso. El curso siguiente debía ser el de su consagración, pero en agosto de 1995, tras ser explorado en un hospital, se le detectó un tumor cerebral. Tras una complicada intervención quirúrgica y una costosa recuperación, Vlaovic volvió milagrosamente a los terrenos de juego en diciembre de 1995. El delantero croata terminaría la campaña marcando 13 goles en 23 partidos.

Finalizado su contrato, el Valencia CF se interesó por su fichaje en el verano de 1996. Su llegada a Mestalla estuvo, sin embargo, marcada por la polémica, ya existía un preacuerdo con el Napoles y el Padova reclamaba al Valencia una indemnización por derechos de formación. Vlaovic, que acababa de deslumbrar con su selección en la Eurocopa de Inglaterra, recaló finalmente en el club valencianista y debutó como titular en la primera jornada de Liga marcando un gol en El Sardinero. En sus dos primeras campañas, caracterizadas por la convulsión social, la dimisión de Luis Aragonés, el despido de Jorge Valdano y la llegada de Claudio Ranieri, Vlaovic marcó 17 goles en 58 partidos oficiales, 42 de ellos como titular. En su tercera temporada, el croata perdió algo de protagonismo y marcó 3 goles en 23 partidos, aunque fue titular en la final de Copa conquistada en Sevilla contra el Atlético de Madrid. La llegada de Héctor Cúper no fue buena para él, ya que apenas participó en 7 partidos durante la temporada y, finalizado el curso de 2000, aceptó una oferta del Panathinaikos griego, donde marcó 29 goles en 64 encuentros hasta su retirada en el verano de 2004, tras ganar la Liga y la Copa. Pese a no haber sido titular con asiduidad, Mestalla guarda un cariñoso recuerdo de un futbolista cuya profesionalidad y pundonor son un espejo para cualquier deportista.