Ficha de partido: 17.12.1980: Valencia CF 1 - 0 Nottingham Forest

Ficha de partido

Valencia CF
Valencia CF
1 - 0
Nottingham F.
Nottingham F.

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
O'Neill
30'
Descanso
45'
Fernando Morena
51'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Mestalla
Aforo: 55.000 espectadores
Ubicación: Valencia (Valencia) 
Inauguración: 20/05/1923

Rival: Nottingham F.

Records vs Nottingham F.

Máximo goleador: Waldo Machado (4 goles)
Goleador rival: Bowyer (2 goles)
Mayor victoria: 5 - 1 (04.10.1961)
Mayor derrota: 1 - 2 (25.11.1980)
Más repetido: 1-0 (3 veces)

Crónica

Con una excelente entrada, casi 40.000 espectadores, el estadio Luis Casanova vibró con el choque de vuelta entre Valencia y Nottingham Forest, valedero para la Supercopa. En el partido de ida el cuadro británico se había impuesto por 2-1 y esta vez con un solitario gol de Morena, el marcador quedaría nivelado, decantándose del lado valencianista por el sistema de doble valor en campo contrario. Dirigio el partido el colegiado austríaco Mr. Wohrer, falto de autoridad, permitiendo la increíble dureza imperante y mostrando cartulina amarilla a O'Neill. En el palco presidencial, el director del C.S.D., Jesús Hermida; el presidente de la UEFA, delegado además del pártido, Artemio Franchi; el de la Española, Pablo Porta, y ambas directivas, española e inglesa.

Gol: El único gol del partido llegó en el minuto 52. Solsona roba un balón en el medio campo, efectúa una jugada genial, pasando el balón entre las piernas de un contrario, cede a Saura, éste dispara contra el marco repeliendo la madera el esférico y Morena, siempre atento al lance, empalma a la red: 1-0 y el delirio en las gradas.

Con un prodigioso gol del que ha sido autor intelectual Daniel Solsona y ejecutor material Fernando Morena, con la colaboración, entre ambos, del capitán Saura, el Valencia se adjudicó la Supercopa de Europa. Es la primera vez que este galardón recala en suelo español. El partido fue de una emoción extraordinaria, una auténtica finalísima que, en la primera parte sobre todo, se vio envuelta por un juego de extrema dureza, saltando chispas cada roce entre jugadores de uno y otro bando y erigiéndose el Valencia en justo vencedor.

Vimos a un Valencia espléndido, en racha de buen juego, volcado en busca del triunfo, con un afán extraordinario y apoyado por un público inasequible al desaliento. Nada más ponerse el balón en juego pronto se plasmó el planteamiento, la táctica a seguir por unos y otros. El Valencia necesitaba atacar, pero corría el riesgo de caer en el contragolpe que los británicos dóminan a la perfección. Pero había que correr el riesgo.

Los marcajes ejercieron una influencia extraordinaria. Por ejemplo, Botubot y Francis mantuvieron una pugna increiblemente permitida por el colegiado, que debió amonestar a los dos e incluso tuvo motivos suficientes como para enviarles a la caseta. El Valencia se volcaba y se vaciaba en un ataque desesperado y el Nottingham cerraba perfectamente sus líneas, evitando Shilton cón una soberbia intervención un trallazo raso de Kempes tras otra acción genial, de Solsona. A los 22 minutos, una falta botada por Saura la remataba Solsona de cabeza de forma magistral, pero fuera rozando el poste. Una clara falta a Saura que el público reclamó por entender que era merecedora de penalty.

Tras el descanso pareció que los ánimos se enfriaban un tanto y aunque sin concesiones, los dos equipos jugaban más fútbol al dejar a un lado la extrema dureza del período anterior. El Valencia mantenía su lucha en busca del marco inglés, pero traspasar aquella muralla levantada ante Shilton era tarea nada fácil. Sin embargo, si la fe mueve montañas, la porfía valenciana tuvo su premio. Nadie cejó en el empeño, se trabejaba sin reservas, y como además, el movimiento del esférico era fluido, el cuadro valenciano obtuvo su premio. Solsona, en una acción merecedora de esculpirse en mármol creó una jugada que ya de por sí era merecedora de acabar en la red. Saura supo continuarla y Fernando Morena rematar el trabajo con un gol que, como el del uruguayo en el partido de ida, resultaría decisivo.

El «Luis Casanova» estallaba de júbilo, pero a la vez, se entraba en una fase capaz de provocar más de un infarto. Restaban 38 minutos y el Nottingham ya no era sólo un equipo poco menos que granítico en defensa, sino que se desdoblaba ya con una consigne clara: romper el marco de Sempere. Afortunadamente, el Valencia mantuvo el tipo, no se achicó ni se encerró en su parcela. Dio la cara y así pudo mantener a raya a una máquina que se la jugó ya desesperadamente. Pero la suerte estaba echada y el Valencia, con todo merecimiento, recibía en manos de su capitán Saura la Supercopa, entregada por Artemio Franchi.

De esta forma dos campeones de la anterior competición europea, y actualmente retirados de forma rápida del fútbol continental, dirimieron esta Supercopa que era como un consuelo a no poder reverdecer recientes laureles. El Valencia, con todo merecimiento, se coronó simbólico «supercampeón».