Ficha de partido: 12.11.1972: RCD Espanyol 3 - 0 Valencia CF

Ficha de partido

RCD Espanyol
RCD Espanyol
3 - 0
Valencia CF
Valencia CF

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Martínez
40'
Descanso
45'
Manolete Ríos
62'
Martínez
73'
De DiegoMartínez
78'
De Diego
86'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Sarriá
Aforo: 44.000 espectadores
Ubicación: Barcelona (Barcelona) 
Inauguración: 18/02/1923 (Demolido en 1997)

Rival: RCD Espanyol

Records vs RCD Espanyol

Máximo goleador: Mundo Suárez (21 goles)
Goleador rival: Prat (9 goles)
Mayor victoria: 4 - 0 (19.10.2003)
Mayor derrota: 0 - 7 (10.06.1928)
Más repetido: 2-1 (25 veces)

Crónica

El Valencia perdió la imbatibilidad en sus desplazamientos que ostentaba desde el comienzo de la Liga a los pies de un Español agresivo, espléndido de ideas ofensivas y con una magnífica clarividencia en el desarrollo de su juego.

Un 3-0 frente al Valencia que presume justamente de tener una de las sólidas coberturas del país, es un resultado explosivo, inesperado, que pone en evidencia la consistencia del cuadro blanquiazul que si no limita sus ambiciones -cuestión psicológica después de muchas temporadas de pensar sólo en eludir los riesgos- puede ser, sin duda, el gran cuadro sorpresa de la competición.

El 1-0 llegó a los 40 minutos en un rápido contraataque. Poli pasa sobre Solsona quien dispara desde la entrada del area. El balón rebota sobre el pie de Roberto Martínez, lanzado, a la carrera, y sale desviado y raso hacia el poste izquierdo, haciendo inútil la estirada de Abelardo. El gol venía a premiar un intenso aunque no siempre coordinado ataque del Español. El Valencia se defendía bien, con fortaleza y densidad de hombres, y el paso hacia su área se hacía difícil.

El gol de ventaja sirvió, indudablemente, para que el «once» de Santamaría saliera con los nervios serenos tras el descanso. Pero era evidente que el Valencia no había jugado todas sus cartas. Con astucia de «viejo zorro» del fútbol, Di Stéfano intentó desequilibrar esos nervios. Y casi lo consiguió. Porque durante los primeros 15 minutos del segundo período, el equipo levantino, mediante un hábil congelamiento del balón, jugándolo con pases cortos y preciosos, se hizo dueño de la situación. No entrañaba ese fútbol una amenaza inmediata porque los compromisos fueron escasos para Borja y SUS defensas, entre los cuales Ochoa realizaba Una completísima labor, pero la intención de quebrar el ritmo vivo que el Español imprime a su acción, era evidente.

Los blanquiazules pasaron unos minutos difíciles, trabajando prácticamente sobre el vacío, siguiendo miserablemente los movimientos del balón pero sin opción alguna para controlarlo. El juego se hizo lento e insulso y la maniobra valencianista parecía en camino de alcanzar su propósito. Fue un período muy cuesta arriba para los españolistas que veían debilitarse su poder basado en la velocidad y en el sentido profundo de sus esquemas de ataque.

No es, sin embargo, este Español actual conjunto frágil de moral ni de esperanzas. Se siente dotado de resorte y de acero, que cuando se distienden lo proyectan como una catapulta. La fase de «congelación» valenciana dio paso, en el momento más inesperado, a otra vibrante del Español, de nuevo electrizante en su rapidez y en el sentido del remate. Y llegó el segundo gol, protagonizado de nuevo por Roberto Martínez. Hay una falta cerca del area visitante, la lanza José Maria, con la potencia y habilidad acostumbrada sobre un ángulo. Abelardo logra atajar la trayectoria del esférico pero no puede controlarlo y Roberto Martínez, oportunista, lo envía a la red en la misma boca de puerta.


Y todavía llegaría un tercero de De Diego, que no podía buscar mejor debut en Sarriá que el de incorporarse a la lista efectiva de los artilleros del equipo. A los 41 minutos, hay un centro largo de Granero; y De Diego, de cabeza, adelantándose a la acción de la zaga adversaria, envía el balón a la red y el delirio a las gradas.

El Valencia estaba al final roto, maltrecho, con su atlética cobertura sometida a la tortura de unos embates continuos y al martilleo poderoso de un contrario realmente irresistible. El 3-0 es severo para un conjunto que hasta ahora no había conocido la derrota fuera del Estadio Luis Casanova. Pero no es absolutamente injusto. Entre el Español y el Valencia hubo perfectamente la diferencia que refleja el contundente marcador final.