Ficha de partido: 26.03.1972: FC Barcelona 1 - 1 Valencia CF

Ficha de partido

FC Barcelona
FC Barcelona
1 - 1
Valencia CF
Valencia CF

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Óscar Rubén ValdezAsist: Quino Sierra
17'
Juan Cruz Sol
37'
Descanso
45'
Juanito
54'
José Vicente FormentQuino Sierra
62'
DueñasTorres García
63'
Tatono García
65'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Camp Nou
Aforo: 99.354 espectadores
Ubicación: Barcelona (Barcelona) 
Inauguración: 24/09/1957

Rival: FC Barcelona

Records vs FC Barcelona

Máximo goleador: Mundo Suárez (18 goles)
Goleador rival: Messi (31 goles)
Mayor victoria: 4 - 0 (18.04.1979)
Mayor derrota: 0 - 7 (03.02.2016)
Más repetido: 1-1 (36 veces)

Crónica

El resultado del encuentro disputado el domingo anterior en Mestalla entre el Valencia y el Madrid ha influido de un modo directo en lo ocurrido ahora en el «Camp Nou». A cuenta de aquello de que la esperanza es lo último que se pierde, unos y otros, esgrimieron de nuevo lo mucho e inesperado que puede ocurrir en los partidos que quedan por disputar y aparentaron estar convencidos de que la batalla proseguía. Pero sólo lo aparentaron. La convicción de que el Madrid se escapaba definitivamente tras su victoria fallera en Valencia, resultaba imposible de soslayar.

De no haber perdido aquel encuentro, dudamos mucho que los valencianos hubiesen planteado su partido contra el Barça tal y como lo han hecho. Y los azulgrana, que dentro de su línea de juego no puede decirse que hayan estado mal, seguramente también habrían enfocado la contienda de modo diferente. Mientras los goles blancos iban subiendo al marcador en Chamartin, en una enésima y gratuita oportunidad de pinchazo del equipo de Muñoz, Barcelona y Valencia se batian, queriendo o sin quererlo, con plena conciencia, de que el título liguero se había perdido definitivamente de vista.

Fue un encuentro equilibrado, emotivo incluso, sin mucha fortuna por parte azulgrana, pero con un poso de tristeza en el fondo, que le confería características de partido de consolación. Ni unos ni otros regatearon esfuerzos pero faltó la chispa de la ilusión, ante unos graderíos apáticos y ostensiblemente sensibilizados de que lo que estaban presenciando ya no tenía la trascendencia que pudo haber tenido.

La alineación presentada por Di Stéfano resultaba ya del todo elocuente. Cerrojo o no cerrojo, el nombre es lo de menos, el once valencianista se estructuró sobre el terreno de acuerdo con un 4-4-2 que a la hora de la verdad aunque encontró la fórmula de acentuar sistemáticamente repliegues, dejando a Valdez, como náufrago adelantado — brillante náufrago, todo sea dicho— e incorporándose a la cobertura incluso el mismo Quino, teórico compañero de no menos teóricas acciones de ataque junto con el sudamericano.

El Barcelona dominó, entre otros motivos, porque se vio obligado a ello. Con el Valencia en repliegue sistemático y permanente, no había allí más problema táctico que el de descubrir el sistema de vulnerar una tan densa y recalcitrante barrera. Y a ello se aplicaron los azulgrana, con más tesón que habilidad y también, dicho sea en honor a la verdad, con muy poca fortuna.

La presión barcelonista fue intensa y permanente y en algunas fases llegó a ser cosa de agobio para los visitantes. Pero como acostumbra a ocurrir en tales situaciones el acierto de los rematadores brilló por su ausencia. Añadan a ello la circunstancia del gol en contra encajado al cuarto de hora en la única acción de ataque de los valencianos, los no escasos aciertos del meta Abelardo e incluso, si se quiere, los remates de Pérez y Dueñas que devolvió la madera y no podrá sorprenderles demasiado el desenlace final del partido.

¿Un gran partido defensivo, pues, de los valencianos? Calificarlo de gran partido nos parecería excesivo. Defensivo a ultranza, eso sí, obsesivamente defensivo, pero sin sobrepasar en conjunto un simple nivel de discreción y además, con los suficientes lunares en la cobertura para que un equipo con un punto más de serenidad les hubiese desmontado aparatosamente tantas y tantas precauciones.

Señalemos, porque efectivamente ello constituye una novedad, que el Barcelona jugó en esta ocasión —cosa del todo nueva — con extremos. Pérez y Juanito (o Diaz, según al parecer se ha acordado llamarle en adelante) cada uno en su demarcación fueron dos auténticos, peligrosos y eficaces exteriores, lo suficientemente hábiles y combativos en todo momento para ganarles la partida a los hombres encargadas de su marcaje. La pena fue que su labor, como decimos positiva de bien poco sirvió, porque si el ataque barcelonista en esa ocasión dispuso de dos extremos, estuvo en cambio faltado de rematadores en el centro, siempre con superioridad numérica y posicional por parte de los defensores blancos.

A los 18 minutos del segundo tiempo, casi a continuación de lograrse el empate, desde el banquillo azulgrana se tomó una decisión que nos pareció oportuna: la retirada de Torres y la incorporación de Dueñas. Efectivamente, ante un once como el valenciano, sistemáticamente replegado en su área, mantener a Torres de libero era un lujo sin sentido alguno. Y en cambio, con Juan Carlos y Asensi arrancando siempre desde muy atrás era evidentes que un hombre como Dueñas podía ser quien intentase aprovechar el mucho juego creado por las alas. Pero si el propósito parecía sensato, los resultados obtenidos no fueron apreciables, o en todo caso no alcanzaron a reflejarse en el marcador.

Positiva, desde el punto de vista azulgrana la presentación de Juanito. Su actuación, aunque el partido resultase decepcionante para los seguidores barcelonistas, fue del todo satisfactoria y es lOnegable que cara al futuro, la incorporación del canario puede ser considerada un acierto. La lástima, como decimos, es que ha llegado un poco tarde.

El Barcelona, cierto, sigue sin perder un partido, pero es innegable que ha llegado el momento de archivar «la escalada». El frenazo ante los valencianos ha sido aparatoso y de efectos mortales. En conjunto, los azulgrana, que en esta ocasión tuvieron suS puntos débiles en la defensa, jugaron un partido que no desmerece de la linea de los que venían ofreciéndonos. Incluso en algunos periodos — por ejemplo el último cuarto de hora del primer tiempo — jugaron un gran fútbol, fácil, profundo, inteligente. Pero el remate final no llegó, o de llegar encontró obstáculos insalvables en su trayectoria. El Valencia, en tarea de pura contención, llevó a cabo un único contraataque y la destreza de Valdez supo transformarlo en el gol visitante.

Al empatar el Barcelona a los nueve minutos del segundo tiempo, creímos que lograría remontar el partido. Su superioridad era evidente y no se regateaban es fuerzos para lograrlo. Pero faltó el acierto decisivo y fue consumiéndose el tiempo reglamentario sin que el marcador se alterase. Para los valencianos el empate fue la recompensa — una recompensa un tanto desproporcionada — a su inalterable actitud de defensa. Para el Barcelona fue una decepción considerable ya que hizo méritos sobrados para obtener un tanteo favorable. Pero falló en lo decisivo. Y en consecuencia ahí tenemos ahora la próxima visita del Real Madrid al Camp Nou que, nos guste o no nos guste, se ha convertido de hecho en un sugestivo encuentro... amistoso. La escalada llegó a su punto final.