Ficha de partido: 10.12.1967: RCD Espanyol 4 - 5 Valencia CF

Ficha de partido

RCD Espanyol
RCD Espanyol
4 - 5
Valencia CF
Valencia CF

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Rodilla
14'
José
22'
Fernando AnsolaAsist: Waldo Machado
24'
José (Pen.)
26'
Marcial
39'
Descanso
45'
Fernando Ansola
59'
Waldo Machado
65'
Paquito GarcíaAsist: Vicente Guillot
70'
Waldo Machado (Falta)
85'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Sarriá
Aforo: 44.000 espectadores
Ubicación: Barcelona (Barcelona) 
Inauguración: 18/02/1923 (Demolido en 1997)

Rival: RCD Espanyol

Records vs RCD Espanyol

Máximo goleador: Mundo Suárez (21 goles)
Goleador rival: Prat (9 goles)
Mayor victoria: 4 - 0 (19.10.2003)
Mayor derrota: 0 - 7 (10.06.1928)
Más repetido: 2-1 (25 veces)

Crónica

El Español estuvo más cerca que nunca de obtener una goleada sensacional. Sin embargo, acabó perdiendo por 4-5. No nos dirán ustedes que el partido no rozó los límites de lo absurdo: A decir verdad no se le pueden restar méritos al Valencia que tuvo moral y juego para superar no sólo el «handicap» de la lesión de Tatono, prácticamente inservible desde los 20 minutos, sino la amenaza fantasmal de una derrota denigrante.

En síntesis se podría resumir el comentario afirmando que la cobertura blanquiazul naufragó de una forma increíble, especialmente Ramoní y Bertomeu que no dieron una a derechas. En contrapartida, el Valencia contó con un verdadero héroe en la persona de su meta, Abelardo, que con el 1-4 en contra salvó tres o cuatro goles cantados aunque el poste le ayudara en una ocasión.

El Español sólo tuvo línea de ataque, y eso que José María no fue el de otras veces y Marcial remitió en su línea de fenómeno que había marcado en el primer tiempo. Con todo ese ataque se mostró poseedor de unas virtudes tremendas, no sólo por los goles que marcó sino por las oportunidades que supo crear. Pero la cobertura estuvo siempre montada al aire, con unas vacilaciones e incapacidad que ya antes de llegar los goles del Valencia habían puesto la piel de gallina a sus partidarios.

Cuando se llegó al descanso con 4-1 la decisión del choque parecía más que consumada. Casi en el último minuto Marcial había desaprovechado un nuevo gol casi hecho. Con todo la diferencia era tan sustancial que la numerosa «hinchada» del Valencia quedó pálida y enmudecida. No obstante, sólo en gracia al gran fútbol ofensivo del Español, montado por Ramirez Marcial y José María, y desarrollado por el ineordiante Re, el rápido Amas y el entusiasta Rodilla, se había podido concretar un resultado tan amplio. ¿Justo? Sólo en cierto modo, puesto que los avances del Valencia dibujaban constantemente el desequilibrio de una zaga blanrjuiazul donde hasta el habitualmente firme Osorio hacía también aguas. El Valencia marcó un gol que no debió subir al marcador, por estar precedido de fuera de juego, pero no marcó otros por verdadera mala suerte, incluido un tiro de Waldo que rebotó en los dos postes antes de que el desconcertado Bertomeu pudiera atraparlo.

Con todo, el 4-1 hizo olvidar a los seguidores blanquiazules esos errores monumentales de su cobertura para mecerse cómodamente en los aciertos de sus delanteros. Las cosas del fútbol, no obstante, adquieren los más insospechados matices. Esta vez, sorprendente e inesperadamente, íba mos a confirmarlo.

Los primeros diez minutos del segundo tiempo no dieron la sensación de que fueran a producirse cambios sensacionales. Aunque Tatono salió al campo cojeando aparatosamente y restableciendo en teoría al menos la entidad numérica del Valencia, fue el Español el que tomó el mando de las operaciones realizando quizás el mejor fútbol del partido. Rodilla desperdició una gran oportunidad a Marcial se le pasó por alto un claro «penalty» de que fue objeto, José María logró un gol fantasma que no se consumó por fuera de juego de Re y Abelardo se lució en unas cuantas paradas fenomenales, especialmente en un tiro de Marcial que el meta desvió no se sabe cómo aunque detrás estuviera el poste para evitar que el esférico llegara a la red.

Pero pasados esos diez minutos el encuentro cambió brusca y fantáscicamente de decoración. Las debilidades de la cobertura blanquiazul se transformaron en un naufragio total. Un error de Osorio, Ramoní y Bertomeu dejó a Ansola en situación de marcar a placer el segundo gol. Otro mal cálculo de Ramont y los nervios de Bertomeu junto con una carga antirreglamentaria de Waldo, dieron paso al 4-3. Y un despiste absoluto del guardameta españolista, devorado por la inquietud y cegado por el miedo, estableció el 4-4 en un cabezazo de Paquito.

Habría que señalar que la fortuna que había favorecido al Español en el primer período, le volvió la espalda descaradamente. Con el 4-3, Marcial había cabeceado mortalmente a tres metros del marco y Abelardo en un prodigio de intuición, salvó la peloya. Y un pase largo y cruzado de Amas no lo introdujo José María en la red por pura desgracia. El partido se le puso cuesta arriba al ataque blanquiazul que es el único que contaba en el equipo porque todo lo demás eran agujeros terroríficos por donde los valencianos se movían como peces en el agua.

En estas condiciones todo era posible. El Valencia, crecido, defendía el empate a cuatro con cierta tranquilidad, pero también con precauciones. El Español pegaba coletazos peligrosos, pues aun cuando Marcial había descendido en rendimiento, acusando tal vez su alejamiento de los campos, Re y Amas sobre todo creaban infiltraciones peligrosas en cualquiera de las cuales podía haber asomado el tanto decisivo. No fue así. Una falta de Riera a Waldo a veinticinco metros del marco la fue a sacar el propio Waldo. Los españolistas no formaron barrera, aunque tal vez hubiese sido inútil, y Waldo despertando de su letargo goleador, agarró un tiro endiablado, con efecto, que situó la pelota lamiendo el poste izquierdo, en la red. El Valencia, que no habla marcado ningún gol en sus seis últimos desplazamientos, cosechaba así un triunfo tan valioso como increíble. Porque los coletazos finales del Español no sirvieron ya para nada.