Ficha de partido
CA Osasuna
2 - 1
Valencia CF
Equipos titulares
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Edu Gaspar
9'
Descanso
45'
Milosevic
46'
David López
49'
Miguel Ángel MistaVicente Rodríguez
61'
MuñozDelporte
64'
Puñal
65'
Pablo HernándezMiguel Brito
70'
ValdoRaúl
75'
Hugo VianaDavid Albelda
80'
Hugo Viana
85'
CruchagaWebó
86'
David Villa (Falta)
93'
Final del partido
94'
Estadio
Rival: CA Osasuna
Records vs CA Osasuna
Máximo goleador: David Villa (7 goles)
Goleador rival: Echeverría (7 goles)
Más partidos: David Albelda (21 partidos)
Mayor victoria: 4 - 0 (02.05.2012)
Mayor derrota: 0 - 3 (15.12.1999)
Más repetido: 1-0 (13 veces)
Crónica
La cosa no pudo salir peor. Vaya por delante que el Valencia había cumplido sus deberes al clasificarse de antemano para la Champions, pero las circunstancias le permitían aspirar a más y acabó quedándose en puertas del subcampeonato. Una decepción, como la de Cañizares, que regresó de Navarra sin el pretendido trofeo Zamora, que tenía en la mano. Noche amarga para despedir la temporada, que contrastó con la gran fiesta que se vivió en Pamplona, donde en la plaza del Castillo la fiesta de celebración se prolongó hasta bien entrada la madrugada. Osasuna había hecho historia al clasificarse para la Champions.
Fue un partido de emociones encontradas, de continuas miradas al marcador simultáneo, porque el Valencia y el Osasuna jugaban también en el Sánchez Pizjuán, los blanquinegros a favor del Sevilla y los rojillos más madridistas que nunca. Y al final, aunque los andaluces jugaron para los de Quique, el equipo de Aguirre cumplió sus deberes y se llevó el merecido premio. Las noticias que durante el lance llegaron al Reyno de Navarra reflejaban que en la capital andaluza se estaba jugando más, o por lo menos había mejor espectáculo. En Pamplona, lo que es en el primer tiempo, se vio muy poco fútbol, sobre todo por parte del Valencia, ante un rival más metido en el partido. Los aficionados que abarrotaron el recinto navarro no cesaron de apoyar a su equipo, que se alternaba con el cántico de los goles con los que el Madrid ponía sobre las cuerdas al Sevilla y colocaba a su equipo en Champions. Sin embargo, luego silenciaron la espectacular remontada del equipo andaluz. En el estadio se llegó al descanso con un empate sin goles que a un Valencia apático le daba el subcampeonato.
Quique dispuso una formación que no ofreció sorpresa alguna. Ni lo fue la inclusión de Carboni –era el único lateral zurdo disponible–, ni la presencia de Edu en detrimento de un mermado Baraja, ni tampoco la incorporación de Vicente como titular en la banda izquierda. Un equipo solvente que se desenvolvió con mucho nerviosismo y cometió repetidas imprecisiones, con la línea de ataque excesivamente distanciada de la del medio campo. Osasuna, en cambio, salió decidido a ganar. Llevó la iniciativa, el peso del juego, y casi siempre por el ala izquierda, con un Delporte sensacional, creó muchas dificultades a una defensa que era lo mejor del equipo de Quique. Lo único.
Pero apenas empezar el segundo tiempo, doble mazazo. Error garrafal en los marcajes, y primero Savo Milosevic y después Raúl García, sentenciaron. Fue el delirio en un abrir y cerrar de ojos. El serbio abrió el marcador anticipándose tras acción de Delporte, y tres minutos más tarde su compañero hizo el segundo, de nuevo tras jugada iniciada por el francés, que tuvo colaboración de Webó y Milosevic. Ya daba lo mismo lo que ocurriera en Sevilla. Aún quedaba más de media hora de partido, pero daba igual, a pesar del gol postrero de Villa, que sólo servía para igualar en el Pichichi a Eto’o, aunque a este le queda un partido más. Osasuna había puesto el visto para sentencia, y sus fieles seguidores, que inundaban la grada de rojo, prosiguieron con sus cánticos y acabaron entonando el tradicional “Riau riau”.
Fue un partido de emociones encontradas, de continuas miradas al marcador simultáneo, porque el Valencia y el Osasuna jugaban también en el Sánchez Pizjuán, los blanquinegros a favor del Sevilla y los rojillos más madridistas que nunca. Y al final, aunque los andaluces jugaron para los de Quique, el equipo de Aguirre cumplió sus deberes y se llevó el merecido premio. Las noticias que durante el lance llegaron al Reyno de Navarra reflejaban que en la capital andaluza se estaba jugando más, o por lo menos había mejor espectáculo. En Pamplona, lo que es en el primer tiempo, se vio muy poco fútbol, sobre todo por parte del Valencia, ante un rival más metido en el partido. Los aficionados que abarrotaron el recinto navarro no cesaron de apoyar a su equipo, que se alternaba con el cántico de los goles con los que el Madrid ponía sobre las cuerdas al Sevilla y colocaba a su equipo en Champions. Sin embargo, luego silenciaron la espectacular remontada del equipo andaluz. En el estadio se llegó al descanso con un empate sin goles que a un Valencia apático le daba el subcampeonato.
Quique dispuso una formación que no ofreció sorpresa alguna. Ni lo fue la inclusión de Carboni –era el único lateral zurdo disponible–, ni la presencia de Edu en detrimento de un mermado Baraja, ni tampoco la incorporación de Vicente como titular en la banda izquierda. Un equipo solvente que se desenvolvió con mucho nerviosismo y cometió repetidas imprecisiones, con la línea de ataque excesivamente distanciada de la del medio campo. Osasuna, en cambio, salió decidido a ganar. Llevó la iniciativa, el peso del juego, y casi siempre por el ala izquierda, con un Delporte sensacional, creó muchas dificultades a una defensa que era lo mejor del equipo de Quique. Lo único.
Pero apenas empezar el segundo tiempo, doble mazazo. Error garrafal en los marcajes, y primero Savo Milosevic y después Raúl García, sentenciaron. Fue el delirio en un abrir y cerrar de ojos. El serbio abrió el marcador anticipándose tras acción de Delporte, y tres minutos más tarde su compañero hizo el segundo, de nuevo tras jugada iniciada por el francés, que tuvo colaboración de Webó y Milosevic. Ya daba lo mismo lo que ocurriera en Sevilla. Aún quedaba más de media hora de partido, pero daba igual, a pesar del gol postrero de Villa, que sólo servía para igualar en el Pichichi a Eto’o, aunque a este le queda un partido más. Osasuna había puesto el visto para sentencia, y sus fieles seguidores, que inundaban la grada de rojo, prosiguieron con sus cánticos y acabaron entonando el tradicional “Riau riau”.