Inicio del partido

0'

Roberto FernándezAsist: Javier Subirats

27'

Morgado

28'

Miguel Tendillo

39'

Güerri

44'

Descanso

45'

Roberto FernándezAsist: Ángel Castellanos

58'

Barbas

65'

CorchadoAyneto

68'

Juan José UrrutiJesús García Pitarch

68'

José Carlos GraneroSalvador Revert

71'

Juan CarlosGüerri

71'

Miguel TendilloAsist: Enrique Saura

76'

Amarilla

80'

Final del partido

90'

Tres cuartos de entrada en La Romareda, en tarde soleada, pero con un viento frío que fue aumentando en intensidad a medida que avanzaba el encuentro. Algunos grupos, de «hinchas» valencianos qiue exteriorizaron su júbilo en un inesperado y anticipado clima «fallero». Terreno en buenas condiciónes. Arbitró el señor Lamo Castillo, del colegio castellano, mal. Su principal error fué no controlar las brusquedades que degeneraron en auténtico juego violento y algunas escenas muy poco deportivas, a pesar de que mostró hasta cinco tarjetas amarilas a Tendillo, Amarilla, Morgado, Barbas y Güerri.

Goles: Minuto 28. Falta que lanza Subirats y Roberto, de cabeza, marca anticipándose a la defensa local: 0-1. Minuto 58. Castellanos entra por la izquierda, elude a Casuco y centra para que nuevamente marque Roberto de cabeza: 0-2. Minuto 76. Saura lanza el único córner valencianista de la segunda parte y Tendillo, de cabeza, envía a la red: 0-3.

Mal partido y auténtica bomba quinielística la de esta tarde en La Romareda, donde el Zaragoza ha sufrido un aparatoso «pinchazo», cuando sus últimos resultados parecían indicar todo lo contrario. El Valencia, sin duda el equipo más sorprendente de esta Liga, que ya había sido capaz de vencer en el Bernabeu, Manzanares y Sarriá a pesar de lo cual todavía arrastra negativos, volvió a dar la de cal en uno de sus desplazamientos difíciles, con un fútbol discreto pero terriblemente práctico.

El Valencia le ganó la partida al Zaragoza al mostrarse oportunísimo en las contadas ocasiones de gol de que dipuso, mientras que el once aragonés, que salió con un talante marcadarnente ofensivo y ejerció un total dominio territorial, careció de pólvora en el área visitante, área en el que discurrió buena parte del juego entre una aglomeración increíble de jugadores, mientras que el Valencia, por el contrario, supo salir siempre rápido al contragolpe y dispuso de enormes espacios abiertos para maniobras. El juego de Roberto y Ribes, en ese sentido, fue muy inteligente, lo mismo que el severo marcaje de Castellanos sobre Barbas y la velocidad del conjunto ché en los metros finales.

Resulta incomprensible interpretar el motivo por el cual Benhaker sentó en el banquillo al internacional Salva, puesto que las flaquezas defensivas fueron enormes en un Zaragoza con una retaguardia de tres hombres en línea, en la que Morgado no tuvo su día y Herrera se encontró incómodo en tareas de contención. Tres testarazos en otros tantos momentos claves del choque, decidieron la suerte del match y un triunfo sorprendente, pero merecido para el conjunto valencianista porque lo cierto es que esta tarde el zaragozano dio una a derechas. Ni el planteamiento ni el talante con que abordó el choque ni en las alternativas que ofreció el juego.